Niño bogotano visita con su peluche de jaguar durante la selección de piezas de la colección etnográfica para la exposición "¿Ser humano? ¿Ser animal?" Archivo ICANH, 2017.
Reserva Visible
de Etnografía ICANH
Abril - Junio 2017
Caminante nocturno, astuto, ingenioso, raudo y sagaz. El jaguar es el mayor mamífero depredador de los Llanos Orientales y de la Amazonía. Para muchas comunidades indígenas que allí habitan, estas cualidades felinas son fuente de poder en sus vidas y rituales. La presencia de jaguares, pecarís, pumas y monos churucos, son solo algunas de las especies con las que grupos humanos, en este caso los sikuani, entablan relaciones y comparten territorio. Sin embargo, actividades como la ganadería extensiva, la industria petrolera, la explotación minera y el conflicto armado, son factores que han ocasionado el desplazamiento de comunidades indígenas de sus territorios, al igual que la desaparición del hábitat de estos poderosos animales. Hoy muchas de estas especies están en peligro de desaparecer.
Estas relaciones entre humanos y animales se hacen presentes en narraciones míticas, en objetos como coronas, collares, brazaletes y fajas, en los que garras, colmillos, pieles son protagonistas. Los objetos son utilizados por personajes con poder (chamanes), para acceder a las cualidades del animal y viajar en pensamiento.
Estos objetos fueron recolectados en la expedición de 1943-1944, realizada en los Llanos orientales por el investigador austriaco Gerardo Reichel Dolmatoff:
Cuando el médico tradicional porta los collares, está acompañado por la presencia del jaguar que lo protege de fuerzas negativas y le ayuda a acceder y comunicarse con otros firmamentos.
De la base elaborada en fibra de moriche, se encuentran sostenidas 18 garras de jaguar. La corona remata en un penacho, del cual cuelgan plumas de aves, como la guacamaya.
En la mitología sikuani los tigres están asociados a la transformación: seres humanos que se convierten en tigres y tigres que se convierten en personas. El uso de estos objetos está restringido a personas de conocimiento y poder (chamanes o médicos tradicionales). Igualmente, son utilizados para pedir por una buena cacería y para sanaciones.
1. Cuando se baila, las personas se adornan con coronas, collares y brazaletes.
El baile no solo es celebración, sino también ritual. El mal (el colmillo) y el bien (la nuez de palma) están presentes en este ceseibai, manteniéndose en equilibrio.
2. Los instrumentos de sanación son guardados por el médico tradicional en bolsos elaborados con piel de jaguar.
3. Flauta en hueso, posiblemente de un jaguar o pecarí.
Algunos instrumentos musicales sólo son tocados en rituales especiales. Con esta flauta de hueso de pecarí (jabalí), los hombres mayores tocan las melodías que entonan para el segundo entierro.
4. Estuche para guardar yopo. Elaborado con un peroné de tigre, tapado con cera negra y adornado con pendientes de plumas.
El procesamiento del yopo es una actividad familiar. Las mujeres recolectan las vainas del árbol del yopo, luego, junto con los niños y jóvenes, las desgranan, las colocan en agua, las dejan secando y, finalmente, las muelen hasta hacer un polvo fino que es guardado en los estuches utilizados por los chamanes.
70 años más tarde… escuchemos el relato de Hermes Gaitán, indígena sikuani, aprendiz de chaman y estudiantes de historia de la Universidad Externado de Colombia. (guion sonoro y afiche) Y aportes de la tesis de una estudiante de Biología sobre las especies animales a la que pertenecen las garras de la corona.
Guión y Curaduría: Margarita Reyes Suárez
